Sorprendente y muy bien hilada. Una novela negra emocionante y emotiva ambientada en la Belle Époque.
Félix G. Modroño nos presenta la Bilbao de principios de siglo XX como La ciudad de los ojos grises. A ella llega Alfredo Garatiasoro después de haber vivido varios años en París. Alfredo se marchó para olvidar la amargura del desamor y regresa tras recibir la noticia de la muerte de la mujer a la que siempre quiso, Izarbe, la chica de los ojos grises. Y resulta que la vida, que a veces es muy rara, hizo que ella se casara con su hermano.
Alfredo sospecha que efectivamente su amada ha sido asesinada y por descubrir la verdad se ve envuelto en una trama coherente y bien traída, de esas que mantienen al lector en vilo. O al menos así lo ha hecho conmigo.
Nuestro protagonista no sólo tendrá que enfrentarse a sus recuerdos, a su pasado y a su presente, como les pasa a todos los que un día deciden huir, sino que también habrá de desenredar secretos familiares ocultos, algunos desde antes incluso de su nacimiento.
El estilo directo y la presencia de múltiples diálogos agilizan la lectura y traen el recuerdo de la buena novela negra mientras que el cuidado en el contexto histórico, las descripciones detallistas y el relato dividido en dos líneas temporales distintas hacen de esta obra una lectura de calidad.
Maravillosa me ha parecido la ambientación pues verdaderamente el autor logra situarnos en el Bilbao de la época para mostrarnos la realidad política, económica y social del momento histórico en el que la ciudad vivió semejante desarrollo.
Me ha parecido una mezcla elegante de géneros que viene a hablarnos de la pasión incondicional y eterna, del encorsetamiento moral que no hace más que poner trabas a la felicidad y sobre todo de la ternura y veracidad del primer amor y el dolor profundo que provoca su pérdida. En palabras de su narrador: “Y es que uno pierde la inocencia cuando se enamora”. Seguramente que sea así, de hecho, en repetidas ocasiones he preguntado a compañeros y amigos si enamorarse es en verdad una capacidad que se pierde con el tiempo. Y es que a veces pienso que no se puede amar igual dos veces pues en cada relación uno pone algo de sí mismo, algo que entrega para siempre por lo que resulta difícil, por no decir imposible, poder dárselo posteriormente a otra persona sencillamente porque esa parte de ti, ese cachito de tu alma, ya no te pertenece, ya no es de tu propiedad sino que suma en el activo del ser al que se lo quisiste dar.
10 comentarios:
Quiero leerlo desde la primera vez que me crucé con la portada, me parece una preciosidad, de esos libros que entran por los ojos. Hace unos días lo he ganado en un concurso así que espero leerlo pronto que tu reseña me ha dejado aún con más ganas, sé que me va a encantar
besos
La portada es maravillosa, y con tu reseña me he quedado convencida de llevármelo a casa. Tiene una pinta estupenda.
Besos y gracias
No conocía este libro, pero después de tu reseña, me queda claro que tengo que leerlo.
Besotes!!!
Suena increiblemente bien lo que nos cuentas de este libro y la portada es una autentica maravilla. Irresistible.
Besos.
Estoy de acuerdo con mis predecesoras en cuanto a que la portada ya atrae y aunque la novela negra no es de mis preferidas, tu reseña me ha gustado tanto que la tendré en cuenta, besitos
Me asomo por aquí para agradecerte la reseña, Olga. Siempre gratifica saber que el lector ha captado lo que uno pretendía transmitir.
Un afectuoso saludo.
Tatty, Mientrasleo, Margari, Paloma, Silvia; muchas gracias por vuestros comentarios y por la visita. Muchos besos
Félix, muchas gracias a ti por acercarte, es un honor tenerte por aquí. Ha sido un placer leerte. Un abrazo.
Tú sabes que te sigo, pero he estado un poco desconectada de tu blog,dedicándome a terminar tus recomendados pendientes.
De vuelta a DEMESITA me encuentro con este libro que me suscita interés gracias a tu reseña. Un beso
¡Qué bonito Olga eso que dices de la ternura y veracidad de los primeros amoress! solo por tratar el tema ya me interesa la novela que recomiendas.
Desde luego que uno entrega un trozo de su alma en cada relación y en la primera lo haces con una ingenuidad y generosidad difícil de repetir.
Yo aún recuerdo mi primer amor décadas después y no creo que lo olvide en lo que me queda de vida. Lo que daría por volverle a verle y tener una segunda oportunidad para vivir las experiencias físicas que no me atreví entonces por ser adolescente.
¡Esto es amor! quien lo probó lo sabe...
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