Reveladora, deliciosa, absolutamente brillante.
Cuando mi compañero me recomendó Sostiene Pereira no imaginé que estaría ante una de esas obras que dejan una marca indeleble en el lector.
En Sostiene Pereira de Antonio Tabucchi asistimos a la metamorfosis de Pereira, un periodista cardiópata y viudo que dirige la sección de cultura de un periódico mediocre, el Lisboa. Corre el año 1938 y a pesar de la opresiva dictadura de Salazar, la censura, la guerra civil española y la corriente totalitarista que azota a Europa, Pereira trata de vivir tranquilamente en la Rua da Saudade número 22. Pereira que se define como un hombre de cultura ajeno a la política, alimenta su espíritu derrotado de recuerdos y de nostalgia de su vida anterior. Se antoja débil de carácter, sumiso y conformista. Parece preferir el pasado al presente, y el futuro se intuye que le da igual. El portugués pasa los días en una anestesia emocional conmovedora hasta que un día de verano contrata a un joven periodista, Monteiro Rossi para que escriba necrológicas anticipadas de escritores que aun estando vivos se prevé que fallezcan pronto. Rossi y su novia Marta irrumpen en el letargo de Pereira para transformar tanto la conciencia como la conducta del viudo a nivel estructural.
Se inicia entonces en Pereira una revolución desde las capas más íntimas de su personalidad, un efecto dominó imparable, necesario y contagioso.
La prosa sencilla y entrañable a la par que deliciosa de Tabucchi da alma a cada una de las palabras que componen esta novela y el relato impecable dimensiona al personaje de Pereira con soberana maestría hasta hacerlo inolvidable.
Esta historia bien construida sobre el valor de vivir, de sentir sin restricciones, el derecho a la expresión, al arte y al amor en el más amplio y libre de los sentidos estoy segura de que provocará cambios profundos en aquel que se acerque a conocerla porque efectivamente existen obras ejemplares, momentos esenciales y personas especiales que representan hitos definitivos en la vida de las personas y en el desarrollo de su personalidad. Como Tabucchi, Sostiene Pereira o mi compañero que me descubrió este libro.
Cuando mi compañero me recomendó Sostiene Pereira no imaginé que estaría ante una de esas obras que dejan una marca indeleble en el lector.
En Sostiene Pereira de Antonio Tabucchi asistimos a la metamorfosis de Pereira, un periodista cardiópata y viudo que dirige la sección de cultura de un periódico mediocre, el Lisboa. Corre el año 1938 y a pesar de la opresiva dictadura de Salazar, la censura, la guerra civil española y la corriente totalitarista que azota a Europa, Pereira trata de vivir tranquilamente en la Rua da Saudade número 22. Pereira que se define como un hombre de cultura ajeno a la política, alimenta su espíritu derrotado de recuerdos y de nostalgia de su vida anterior. Se antoja débil de carácter, sumiso y conformista. Parece preferir el pasado al presente, y el futuro se intuye que le da igual. El portugués pasa los días en una anestesia emocional conmovedora hasta que un día de verano contrata a un joven periodista, Monteiro Rossi para que escriba necrológicas anticipadas de escritores que aun estando vivos se prevé que fallezcan pronto. Rossi y su novia Marta irrumpen en el letargo de Pereira para transformar tanto la conciencia como la conducta del viudo a nivel estructural.
Se inicia entonces en Pereira una revolución desde las capas más íntimas de su personalidad, un efecto dominó imparable, necesario y contagioso.
La prosa sencilla y entrañable a la par que deliciosa de Tabucchi da alma a cada una de las palabras que componen esta novela y el relato impecable dimensiona al personaje de Pereira con soberana maestría hasta hacerlo inolvidable.
Esta historia bien construida sobre el valor de vivir, de sentir sin restricciones, el derecho a la expresión, al arte y al amor en el más amplio y libre de los sentidos estoy segura de que provocará cambios profundos en aquel que se acerque a conocerla porque efectivamente existen obras ejemplares, momentos esenciales y personas especiales que representan hitos definitivos en la vida de las personas y en el desarrollo de su personalidad. Como Tabucchi, Sostiene Pereira o mi compañero que me descubrió este libro.